Amemos a San Jose. III.- ¿Quién es San José?

III. ¿Quién es San José?

San José, responden las almas piadosas, es nuestro santo más amado, y muchas de ellas dicen con Santa Teresa: “Es cosa que maravilla las grandes mercedes que Dios me ha hecho por medio de este bendito santo, y de cuantos peligros de alma y de cuerpo me ha librado. Parece que el Señor ha concedido a los demás santos la gracia de socorrer en una necesidad particular, pero tengo experiencia de que este glorioso santo socorre en todo: y quiere el Señor darnos a entender que, así como en la tierra le fue obediente, así ahora, en el cielo, hace todo lo que le pide. Quisiera persuadir a todos que fuesen devotos de este santo glorioso, por la gran experiencia que tengo de los bienes que obtiene de Dios. No he conocido a ninguna persona que le haya sido devota y que le haya hecho particulares obsequios, que yo no la haya visto siempre más aprovechada en la virtud, porque este santo ayuda mucho a las almas que a él se encomiendan. Sólo pido, por amor a Dios, que el que no lo crea que lo pruebe” (Vida, cap. VI)

Sí, es un hecho que San José es el santo más amado por las almas piadosas. Después de los nombres de Jesús y de María, no hay ningún nombre que sea tan dulce a sus labios, ni que conforte tanto su corazón y en el cual pongan tanta confianza. El poder confiar en ser devotos de San José mucho les alegra; la esperanza de estar bajo su patrocinio las tranquiliza. Encomiendan todas las cosas a San José; a él se confían en todos los acontecimientos de la vida, y, especialmente, en la hora de la muerte. ¡Ah! El esposo purísimo de María, el padre adoptivo de Jesús, el santo más amado de las almas piadosas ¿no merecerá el amor, y un amor grande de nuestro corazón?

Amemos pues, Amemos a San José.  

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