Santa Regina, virgen y mártir

Santa Regina, virgen y mártir

 

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Santa Regina fue una doncella virgen mártir que entregó su vida defendiendo su castidad pora amor a Dios. Nació en Autun, Francia, de un pagano llamado Clemente. Su madre murió en su nacimiento y su padre la repudió. Luego fue a vivir con una enfermera cristiana que la bautizó. Santa Regina ayudó cuidando a las ovejas. Ella se comunicaba con Dios en la oración y meditaba en las vidas de los santos. Estaba prometida al procónsul Olybrius, pero se negó a renunciar a su fe para casarse con él, por lo que fue torturada y decapitada en Alesia, en la diócesis de Autun. Santa Regina es considerada la patrona de las pastoras, de las víctimas de la tortura y contra la pobreza.

Fiesta: 07 de septiembre

Martirologio Romano: En Alesia, en el territorio de los eduos, en la Galia, santa Regina, mártir (s. inc.)

 

Biografia de Santa Regina

Mientras que la veneración a Santa Regina continua hoy en día, se sabe muy poco sobre su vida. Lo que se conoce sobre ella son algunos detalles que fueron registrados en las actas de su martirio.

De acuerdo con estos actos, Santa Regina nació en el siglo III en Alise, la antigua Alesia, Francia, donde doscientos años antes Vercingétorix había luchado tan valientemente contra César. Su madre murió en el parto, y ella entonces fue criada por su padre, un ciudadano prominente pagano.

El padre de Regina colocó su educación en el cuidado de una enfermera cristiana que era muy unida a la familia, quien reconociendo su santidad, la bautizó en secreto.

En la medida que Santa Regina iba creciendo, su abrazo a la fe cristiana se hacía más evidente, lo que provocó en su padre una gran preocupación. Cuando supo que había sido bautizada en secreto, él terminó echándola de la familia, renegando por completo de ella.

Encuentro con Dios en la oración

Santa Regina se fue a vivir con su enfermera tras salir de la casa de su padre, y debido a la pobreza de su nueva familia, ella trabajaba durante el día en los campos, cuidando a las ovejas, para así ayudar a mantener la casa.

En los campos, Regina creció más cerca del Señor, meditando y contemplando su amor y misericordia, y rezando para imitar mejor la vida de los santos y mártires.

A la edad de quince años, Santa Regina llamó la atención del prefecto de la Galia, Olibrio, un hombre de gran importancia. Se obsesionó con la joven, y se determinó a sí mismo que la quería como su esposa.

El prefecto se deleitaba con su noble crianza, pero estaba profundamente perturbado al ver que ella estaba practicando la fe cristiana.

En ese momento, los cristianos estaban siendo violentamente perseguidos y asesinados, bajo la dirección del emperador Decio.

En defensa de su fe y su castidad

Olibrio intentó persuadirla para renegara de su fe, a fin de no sólo ponerla a salvo de la persecución, sino asegurarla como su esposa.

Santa Regina se negó a dejar su fe y también rechazando su propuesta de matrimonio, y además comenzó a profesar su fe con mayor fuerza. En venganza, Olibrio la encarceló.

Regina fue encadenada a las paredes de una celda en una prisión oscura por medio de un cinturón de hierro que se atornillaba a la pared.

Allí se quedó, mientras Olibrio participaba en varias campañas militares contra los invasores bárbaros.

Crueles torturas en su martirio

Después de una breve ausencia, Olibrio regresó, con la esperanza de que Regina pudiese haber cambiado de opinión. Por el contrario, su encarcelamiento había servido para reforzar su decisión de vivir como los santos y mártires, y mantener su castidad por el Señor.

Ella se negó a hacer sacrificio a los ídolos, y Olirio enfurecido, ordenó que la torturaran terriblemente. Regina resistió con valor todos los azotes, latigazos y flagelación, tenazas ardientes, peines de hierro, pinzas y antorchas calientes. Todo esto fue en vano.

Ninguno de ellos podría causar que Regina dudara del Señor o que se retractara de su fe, y mientras era castigada ella continuaba alabando a Dios.

Al final, la decapitaron, poniendo fin a su vida y saliendo al encuentro con su Esposo celestial. Su martirio logró la conversión de muchos testigos presentes que observaron con asombro a una paloma solitaria flotando encima de su cabeza durante las crueles torturas.

Las reliquias de Santa Regina están consagrados en la abadía Flavigni Habiendo sido trasladados allí en 864. Desde entonces, numerosos milagros han sido atribuidas a su presencia.

Los fieles realizan peregrinaciones frecuentes para venerarlas. Cercano a la Abadía se encuentra un hospital dedicado a Santa Regina fundado por San Vicente de Paul.

Santa Regina, tuvo una vida muy breve pero con un gran testimonio de firmeza, valentía y amor al Señor. La vida de los Santos que vinieron antes que ella, la condujo al amor ardiente hacia Dios, encontrando gracia y paz en las crueles torturas, ganando la corona del martirio.

A Santa Regina, se le representa experimentando los tormentos de su martirio; o recibiendo consuelo espiritual en la cárcel por la visión de una paloma en una cruz luminosa.

Oración a Santa Regina

Oh Señor, venimos delante de ti en este momento en el reconocimiento del valor de tu humilde mártir Regina.

Que seamos imitadores de su fidelidad y de amor por Ti mientras nos concedes el valor y la fuerza para seguirte, sin importar el costo.

Te lo pedimos en el santo Nombre de Jesús, Nombre sobre todo nombre.

Amén.

www.pildorasdefe.net

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