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Que quiere decir hacernos santos
En sentido estricto hacernos santos quiere decir ponernos en gracia de Dios: es entonces que el cristiano adquiere la santidad y con ella es santo; es decir, sale del estado de pecado y adquiere la justificación, o sea, la Gracia santificante. Esta se llama así porque santifica a los justos que la poseen.
El hacerse santos de esta forma es cosa absolutamente necesaria para todos los pecadores porque de otra manera están en estado de condenación: si no se ponen en estado de Gracia de Dios es imposible que se salven.
¡Cuánto hay que llorar, que un número tan grande de cristianos no reflexiona sobre esta terrible verdad y no vive en Gracia de Dios! Piénsalo bien, tú que lees, si acaso estuvieras en este estado: busca enseguida cambiar la situación de tu alma con una buena confesión; termina pronto con tu alejamiento de Dios antes que Él termine con el castigo eterno.
Pero yo no quiero hablar de ‘hacernos santos’ en el sentido riguroso; yo quiero hablar de ‘hacernos santos’ según se entiende comúnmente. Por eso digo que esto significa entregarnos con todo el corazón al servicio de Dios, evitando todo pecado grave y aun venial plenamente advertido, y también practicando muchas obras buenas según las obligaciones del propio estado.
Entonces estas son las cosas necesarias para ‘hacerse santos’: es necesario que cueste lo que cueste te cuides de caer en pecado mortal, estando dispuesto a perder cualquier cosa, antes que perder la Gracia de Dios.
Asimismo es necesario que te cuides de caer en pecado venial: aunque este por sí mismo no hace perder la Gracia de Dios y su amor, sin embargo nos enfría en ese amor, nos dispone a caer en pecado mortal y hace que en muchas cosas Dios sea mal servido por nosotros.
Al mismo tiempo es necesario que te ejercites en las buenas obras, según tu posibilidad y según te lo permita tu condición y tu estado.
Por eso, si tienes tiempo y oportunidad de recibir con frecuencia los Sacramentos, participar de la Santa Misa aun en día de semana, quedarte en el templo en adoración al Santísimo Sacramento, leer vidas de santos, hacer con método meditación devota -y se podría seguir con otras obras buenas- según los consejos y bajo la dirección de tu padre espiritual, tú debes ejercitarte en esto.
Si para estas obras no tienes tiempo y oportunidad igualmente puedes llegar a ser santo omitiéndolas: pero es indispensable que cumplas con todo lo necesario para ser cristiano y algo más, en la medida de tus posibilidades.
Seguramente puedes hacer el bien, un poco más de lo estrictamente mandado: es imposible que puedas comulgar exclusivamente en Pascua, que puedas participar de la Misa solamente en las fiestas, etc… Cada uno, si quiere, en un momento cualquiera, de una u otra forma, puede hacer algún bien, más de lo que está obligado.
Esto acertadamente es lo que hace falta para hacerse santos: evitar con gran precaución todo mal, que es el pecado, y, lo mejor que se pueda, hacer el bien, que es el ejercicio de las buenas obras. Esta doctrina está sintetizada en aquellas palabras del santo Profeta David “Evita el mal y haz el bien”.
Entonces es cosa simple y hasta fácil el ‘hacernos santos’. Para llegar a ser santo no hace falta ni obrar milagros, ni retirarse al desierto, ni hacer penitencias extraordinarias, y tampoco hacer otras cosas que se leen en las vidas de los santos que en substancia no son necesarias a la santidad. Se puede ser santo, y en verdad muchos lo son, sin ninguna de estas cosas extraordinarias. Solamente cuídate mucho del pecado y haz, lo mejor que puedas, obras buenas.