- 10 de noviembre
Dialogar y no pelear
El diálogo es muy importante para la propia madurez, porque en la confrontación con otra persona, en la confrontación con las demás culturas, incluso en la confrontación con las demás religiones, uno crece: crece, madura. Cierto, existe un peligro: si en el diálogo uno se cierra y se enfada, puede pelear; es el peligro de pelear, y esto no está bien porque nosotros dialogamos para encontrarnos, no para pelear. Y, ¿cuál es la actitud más profunda que debemos tener para dialogar y no pelear? La mansedumbre, la capacidad de encontrar a las personas, de encontrar las culturas, con paz; la capacidad de hacer preguntas inteligentes: «¿Por qué piensas así? ¿Por qué esta cultura hace así?». Escuchar a los demás y luego hablar. Primero escuchar, luego hablar.
Discurso, 30 de septiembre de 2013



