II. Dios ama a María
Por lo que acabamos de decir, aparece claramente que Dios no derramó en otra creatura tantas gracias y privilegios y especiales favores como los tiene María. No cabe ninguna duda que la medida de las gracias y dones es también la medida de las gracias y dones es también la medida del amor de Dios; los da en mayor abundancia allí donde se proyecta un amor mayor.
Luego Dios ama a María, y la ama más que a todas las demás creaturas, cae en consecuencia que ama Él más a Ella que a todas las demás creaturas juntas. Así lo enseñan los Santos. Es ésta una verdad que expresaba así en un ímpetu de admiración y de amor su muy devoto el P. Pablo Segneri: “Sí suponemos algo tan imposible, que Dios tuviera que perder o solamente a la Santísima Virgen o a todos los demás Santos y Ángeles del Cielo, ¿que haría el Señor? Apretaría contra su corazón a la Virgen, y dejaría que se perdiera el Paraíso de una vez” (Prédica de la devoción a María Santísima)
¿Tanto ama Dios a María? Pues AMEMOS A MARÍA.