I.- ¿Quién es San José?
José es mi esposo, responde María, esposo mío, que soy la esposa del Espíritu Santo: y es un esposo cual convenía a mí, esposa del Amor Divino: por esto me amó siempre en la tierra con aquella pureza y santidad de afecto con que me aman los ángeles en el cielo.
El Padre Eterno lo ha creado para mí y lo enriqueció con una santidad que sobrepasa a la de los patriarcas, de los profetas y de los apóstoles. Especialmente lo distinguió con una castidad incomparable, la cual debía ser la del que había de convivir conmigo, que soy Virgen singular y Reina de las Vírgenes.
José contrajo conmigo un matrimonio no terreno sino celestial, con una intención del todo diferente de la de todos los que lo contraen, sabiendo que no había de ser para mi más que un ángel tutelar y, al mismo tiempo, testigo de aquella súper celestial virginidad de la cual yo había hecho voto en el Templo.
En una palabra, él es mi esposo, y merece serlo por su altísima santidad y perfección, obrada en él por la gracia omnipotente de aquel Dios que hizo por mí cosas grandes.