2 de septiembre
Sin talega, ni alforja ni sandalias
Jesús manda a los suyos sin «talega, ni alforja, ni sandalias» (Lc 10,4). La difusión del Evangelio no está asegurada ni por el número de personas, ni por el prestigio de la institución, ni por la cantidad de recursos disponibles. Lo que cuenta es estar imbuidos del amor de Cristo, dejarse conducir por el Espíritu Santo, e injertar la propia vida en el árbol de la vida, que es la cruz del Señor.
Homilía, 7 de julio de 2013