365 Dias con Papa Francisco 15-Jul

15 de julio

La Compañía de Jesús

La Compañía es una institución en tensión, siempre radicalmente en tensión. El jesuita es un descentrado. La Compañía en sí misma está descentrada: su centro es Cristo y su Iglesia. Por tanto, si la Compañía mantiene en el centro a Cristo y a la Iglesia, tiene dos puntos de referencia en su equilibrio para vivir en la periferia. Pero si se mira demasiado a sí misma, si se pone a sí misma en el centro, sabiéndose una muy sólida y muy bien «armada» estructura, corre peligro de sentirse segura y suficiente. La Compañía tiene que tener siempre delante el Deus semper maior, la búsqueda de la gloria de Dios cada vez mayor, la Iglesia verdadera esposa de Cristo nuestro Señor, Cristo Rey que nos conquista y al que ofrecemos nuestra persona y todos nuestros esfuerzos, aunque seamos poco adecuados vasos de arcilla. Esta tensión nos sitúa continuamente fuera de nosotros mismos. El instrumento que hace verdaderamente fuerte a una Compañía descentrada es la realidad, a la vez paterna y materna, de la «cuenta de conciencia», y precisamente porque le ayuda a emprender mejor la misión.

Entrevista en La Civiltà Cattolica, 19 de agosto de 2013

Desplazamiento al inicio