4 de julio
En este estado de aflicción, continúa orando por todos, sobre todo por la exaltación de nuestra santa Madre, la Iglesia; y por los pobres pecadores, para reparar las muchas ofensas que se hacen a este divino Corazón.
Sé que te inmolaste y te inmolas continuamente al Señor; Jesús aceptó tu inmolación; Jesús te ha dado la gracia de mantener tu ofrenda. Pues bien, ¡valor todavía por un poco más de tiempo!; la recompensa no está lejos.
No temas, pues, si te ves sometida a la oscuridad y a la aridez de espíritu, porque no hay motivo para temer. No hay ningún motivo, en una infidelidad actual o pasada, para estar preocupada; créeme, porque no te engaño. Te exhorto a que no te inquietes por esta situación; vive tu sufrimiento en paz, porque todo es una broma de amor de Jesús.
En esta situación, no dejes de hacer lo que haces normalmente; y ten la certeza de que Jesús está contento y de que tu alma progresa sin conocerlo y sin comprenderlo.
(4 de junio de 1918, a Antonietta Vona, Ep. III, 861)