- 4 de julio
Sigo la verdadera doctrina
Apresados los santos, fueron conducidos ante el prefecto de Roma, de nombre Rústico. Llegados ante el tribunal, el prefecto Rústico dijo a Justino: «Ante todo cree en los dioses y obedece a los emperadores».
Justino contestó: «El hecho de que obedezcamos los preceptos de nuestro Salvador Jesucristo no puede ser objeto ni de acusación ni de detención».
Rústico replicó: «¿Qué doctrinas profesas?».
Justino dijo: «Me he esforzado por conocer todas las doctrinas, y sigo las verdaderas doctrinas de los cristianos aunque desagrade a aquellos que son presa de sus errores».
Rústico replicó: «¿Estas doctrinas te agradan a ti, desgraciado?».
Justino contestó: «Sí, porque profeso la verdadera doctrina siguiendo a los cristianos».
Rústico preguntó: «¿Qué doctrinas son esas?».
Justino contestó: «Adoramos al Dios de los cristianos, que es uno, creador y artífice de todo el universo, de las cosas visibles e invisibles; creemos en nuestro Señor Jesucristo como Hijo de Dios, anunciado por los profetas como el que había de venir al género humano, mensajero de salvación y maestro de insignes discípulos. Yo soy un hombre indigno para poder hablar adecuadamente de su infinita divinidad; reconozco que para hablar de él es necesaria la virtud profética, pues fue profetizado, como te dije, que este, de quien he hablado, es el Hijo de Dios».
(Actas del martirio de san Justino)