La deuda existencial
El que no ama no honra su deuda de persona. Quien no tiene su corazón abierto al hermano de cualquier raza, de cualquier nación, no cumple con su deber, y su vida termina siendo como un pagaré impago y es muy triste terminar la vida sin haber saldado la deuda existencial que todos tenemos como personas. El amor es algo concreto. Los conceptos no se aman, las palabras no se aman, se aman las personas.
Homilía, 7 de septiembre de 2008