Padre Pio 11-Jun

11 de junio

Hay algunas enfermedades f铆sicas cuya curaci贸n depende de un acertado modo de vivir. El amor propio, la estima de s铆 mismo, la falsa libertad de esp铆ritu son ra铆ces que no se pueden erradicar f谩cilmente del coraz贸n humano. Solamente se puede impedir la producci贸n de sus frutos, que son los pecados; porque sus primeros reto帽os y sus ramas, esto es, sus primeras sacudidas y sus primeros movimientos de hecho no se pueden impedir mientras se est谩 en esta vida mortal, aunque s铆 se puede moderar y disminuir su calidad y su fuerza mediante la pr谩ctica de las virtudes contrarias, particularmente del amor de Dios.

Es necesario, pues, tener paciencia al cortar los malos h谩bitos, domar las antipat铆as y superar las propias inclinaciones y cambios de humor; porque, mi buena hijita, esta vida es una lucha continua y no hay quien pueda decir: 芦Yo no he sido tentado禄. La quietud est谩 reservada para el cielo, donde nos espera la palma de la victoria. Aqu铆, en la tierra, hay que combatir siempre entre la esperanza y el temor; pero con el prop贸sito de que la esperanza sea siempre m谩s fuerte, y teniendo presente la omnipotencia de aquel que nos auxilia. No te canses, pues, de trabajar, con constancia, con confianza y con resignaci贸n, por tu conversi贸n y perfecci贸n.

(11 de junio de 1918, a Erminia Gargani,聽Ep. III,聽735)

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