29 de mayo
Ten siempre bajo tu mirada esta lecci贸n elocuente, que debe ser bien comprendida: la vida presente no se nos ha dado sino para adquirir la eterna; y por falta de esta reflexi贸n fundamentamos nuestros afectos en lo que pertenece a este mundo, en el que estamos de paso; y, cuando hay que dejarlo, nos asustamos e inquietamos. Cr茅eme, maestra, para vivir contentos en la peregrinaci贸n, es necesario tener ante nuestros ojos la esperanza de la llegada a nuestra patria, donde nos quedaremos eternamente; y, mientras tanto, cree firmemente; porque es verdad que Dios, que nos llama a 脡l, mira c贸mo avanzamos y no permitir谩 nunca que nos suceda algo que no sea para nuestro mayor bien. 脡l sabe lo que somos y nos extender谩 su mano paternal en los pasos dif铆ciles, de manera que nada nos detenga al correr veloces hacia 脡l. Pero para gozar bien de esta gracia, es necesario tener una confianza total en 脡l.
No busques evitar con ansiedad los accidentes de esta vida; ev铆talos con una perfecta esperanza de que, conforme nos vayan viniendo, Dios, a quien perteneces, te librar谩 de ellos. 脡l te ha defendido hasta el presente, basta que te mantengas bien asida a la mano de su providencia y 脡l te asistir谩 en todo momento. Y, cuando no puedas caminar, 脡l te conducir谩, no temas. 驴Qu茅 tienes que temer, mi querid铆sima hijita, siendo de Dios, que tan firmemente nos ha asegurado: 芦A los que aman a Dios todo les redunda en bien禄? No pienses en lo que suceder谩 ma帽ana, porque el mism铆simo Padre del cielo, que hoy cuida de nosotros, el mismo cuidado tendr谩 ma帽ana y siempre. 隆Oh!, 脡l no te har谩 mal; pero, si te lo env铆a, te conceder谩 tambi茅n un valor invencible para soportarlo.
(23 de abril de 1918, a Erminia Gargani,聽Ep. III,聽724)