22 de mayo
Une tu corazón al corazón de Jesús y sé siempre sencilla de corazón, como lo quiere él. Esfuérzate por imitar la sencillez de Jesús, teniendo alejado el corazón de las prudencias terrenales, de los artificios carnales. Procura tener una mente siempre pura en sus pensamientos, siempre recta en sus ideas y siempre santa en sus intenciones; y también una voluntad que no busque otra cosa más que a Dios, su complacencia, su gloria y su honor.
Reflejémonos, querida mía, en Jesús, que lleva una vida escondida. Toda su infinita majestad está escondida entre las sombras y el silencio de aquel modesto taller de Nazaret. Por tanto, esforcémonos también nosotros por llevar una vida profundamente interior, escondida en Dios.
(14 de julio de 1914, a Raffaelina Cerase, Ep. II, 126)