6 de junio
Todo encuentro con Jesús cambia el corazón
En cuanto Pedro percibe que es el Señor, se tira al agua para llegar antes, se arroja, no duda. Si es el Señor, hay que hacer eso. Su vocación le da la fuerza para ejercer esa virtud cristiana que es el coraje, la osadía. La osadía de tirarme al agua cuando veo a mi Señor, porque todo encuentro con Jesús nos cambia el corazón y nos hace atrevidos, osados, para defender eso que hemos recibido, eso que no se puede negociar. Hasta tal punto ellos no lo negociaron, que todos murieron mártires, sellaron con su vida la certeza de este encuentro.
Homilía, 22 de abril de 1999