- 26 de mayo
El vínculo de esta unidad
Examinemos una por una las palabras del pasaje evangélico: Para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también lo sean en nosotros.
El vínculo de esta unidad es la gloria. Por otra parte, si se examinan atentamente las palabras del Señor, se descubrirá que el Espíritu Santo es denominado «gloria». Dice así, en efecto: Les di a ellos la gloria que me diste. Efectivamente les dio esta gloria, cuando les dijo: Recibid el Espíritu Santo.
Aunque el Señor había poseído siempre esta gloria, incluso antes de que el mundo existiese, la recibió, sin embargo, en el tiempo, al revestirse de la naturaleza humana; una vez que esta naturaleza fue glorificada por el Espíritu Santo, cuantos tienen alguna participación en esta gloria se convierten en partícipes del Espíritu, empezando por los apóstoles.
Por eso dijo: Les di a ellos la gloria que me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno; yo en ellos y tú en mí, para que sean completamente uno. Por lo cual todo aquel que ha crecido hasta transformarse de niño en hombre perfecto ha llegado a la madurez del conocimiento. Finalmente, liberado de todos los vicios y purificado, se hace capaz de la gloria del Espíritu Santo; este es aquella paloma perfecta la que se refiere el Esposo cuando dice: Una sola es mi paloma, sin defecto.
(San Gregorio de Nisa, Sobre el Cantar de los cantares)