24 de marzo
Celebrar la eucaristía
A nadie es lícito participar de la eucaristía si no cree que son verdad las cosas que enseñamos y no se ha purificado en aquel baño que da la remisión de los pecados y la regeneración, y no vive como Cristo nos enseñó.
Porque no tomamos estos alimentos como si fueran un pan común o una bebida ordinaria, sino que, así como Cristo, nuestro salvador, se hizo carne por la palabra de Dios y tuvo carne y sangre a causa de nuestra salvación, de la misma manera hemos aprendido que el alimento, sobre el que fue recitada la acción de gracias que contiene las palabras de Jesús y con que se alimenta y transforma nuestra sangre y nuestra carne, es precisamente la carne y la sangre de aquel mismo Jesús que se encarnó.
(San Justino, Primera apología)